Por la abolición de la tortura
INTENCIONES DE ORACIONES DEL SANTO PADRE CONFIADAS A LA RED MUNDIAL DE ORACIÓN – JUNIO 2023.
“Oremos para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias”.
[…] ¡Cuánto dolor, cuánta crueldad! Pero, ¿es posible que nosotros los hombres, creados a semejanza de Dios, seamos capaces de hacer estas cosas? Se han cometido estas. No quisiera entristeceros, pero debo decir la verdad. La crueldad no ha terminado en Auschwitz, en Birkenau: también hoy, hoy se tortura a la gente; tantos presos son torturados, inmediatamente, para hacerlos hablar. Es terrible. Hoy, hombres y mujeres están en las cárceles superpobladas; viven ―perdonadme― como animales. Hoy se da esta crueldad. Nosotros decimos: Sí, hemos visto la crueldad de hace 70 años, cómo morían fusilados, o ahorcados, o con el gas. Pero hoy, en tanto lugares del mundo, donde hay guerra, sucede lo mismo.

En esta realidad, Jesús ha venido para cargarla sobre su espalda. Y nos pide rezar. Pedimos por todos los Jesús que hoy existen en el mundo: los hambrientos, los sedientos, los dudosos, los enfermos, los que están solos, los que sienten el peso de tantas dudas y culpas. Sufren mucho. Recemos por tantos niños enfermos, inocentes, que llevan la cruz desde pequeños. Y recemos por tantos hombres y mujeres que hoy son torturados en muchos países del mundo; por los encarcelados hacinados allí, como si fueran animales. (…) Recemos todos juntos una oración por esta gente que hoy sufre en el mundo tantas cosas feas, tantas maldades. Y cuando hay lágrimas, el niño busca a la mamá; también nosotros, pecadores, somos niños, buscamos a la Mamá, y recemos todos juntos a la Virgen, cada uno en su idioma.
DISCURSO A UNA DELEGACIÓN DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE DERECHO PENAL
Acerca de la tortura y otras medidas y penas crueles, inhumanas y degradantes
El adjetivo «cruel»; bajo estas figuras que he mencionado está siempre esa raíz: la capacidad humana de crueldad. Es una pasión, una verdadera pasión. Una forma de tortura es a veces la que se aplica mediante la reclusión en cárceles de máxima seguridad. Con el motivo de ofrecer una mayor seguridad a la sociedad o un trato especial para ciertas categorías de detenidos, su principal característica no es otra que el aislamiento externo. Como demuestran los estudios realizados por diversos organismos de defensa de los derechos humanos, la falta de estímulos sensoriales, la completa imposibilidad de comunicación y la falta de contactos con otros seres humanos, provocan sufrimientos psíquicos y físicos como la paranoia, la ansiedad, la depresión y la pérdida de peso, y aumentan sensiblemente la tendencia al suicidio.

Este fenómeno, característico de las cárceles de máxima seguridad, se verifica también en otros tipos de centros penitenciarios, junto a otras formas de tortura física y psíquica cuya práctica se ha extendido. Las torturas ya no son aplicadas solamente como medio para obtener un determinado fin, como la confesión o la delación —prácticas características de la doctrina de seguridad nacional— sino que constituyen un auténtico plus de dolor que se suma a los males propios de la detención. De este modo, se tortura no sólo en centros clandestinos de detención o en modernos campos de concentración, sino también en cárceles, institutos para menores, hospitales psiquiátricos, comisarías y otros centros e instituciones de detención y pena. La doctrina penal misma tiene una importante responsabilidad en esto al haber consentido en ciertos casos la legitimación de la tortura con ciertas condiciones, abriendo el camino a ulteriores y más amplios abusos.
Muchos Estados son también responsables por haber personalmente practicado o tolerado el secuestro en el propio territorio, incluso el de ciudadanos de sus respectivos países, o por haber autorizado el uso de su espacio aéreo para el transporte ilegal hacia centros de detención en los que se practica la tortura.
Estos abusos se podrán detener únicamente con el firme compromiso de la comunidad internacional en reconocer el primado del principio pro homine, lo que quiere decir de la dignidad de la persona humana sobre todas las cosas.
Papa Francisco.
COMENTARIO PASTORAL
Donde mejor se manifiesta el mal es en la tortura a otro ser humano. Hacer sufrir física y psicológicamente a otro ser como nosotros muestra el poder del demonio sobre los torturadores, que se convierten en sus representantes, su rostro, su espíritu maligno, su acción. El torturador no reconoce en su víctima a otro ser humano como él, lo convierte en un objeto que se puede destruir, disfrutando además con ello. Los humanos son la gloria y la escoria del universo, dijo el filósofo francés Blaise Pascal en 1658. Los torturadores son escoria, pus, barro, excremento de la humanidad.

Jesucristo sabe mucho de eso: él soportó el sadismo de los que disfrutaban dándole latigazos, enterrando en su cabeza una corona de espinas, escupiéndole, clavándole en la cruz. Pedirle con toda el alma que se acabe en el mundo la tortura parece un buen deseo y una buena petición, que tenemos que hacer con toda la insistencia de nuestra oración.

Los campos de concentración que menciona el Papa no son cosa del pasado que hay que olvidar, sino que están presentes de manera disimulada en muchos países. Centros de detención, cárceles,comisarías, redadas, ofensivas policiales contra manifestaciones legítimas… son muchas las ocasiones en que sádicos entrenados hacen sufrir a víctimas inocentes. Muchas de esas prácticas de tortura se aprenden, no son espontáneas. Los gobiernos que entrenan y pagan a los torturadores son dignos de rechazo y de condena.
Hay que educar a los niños para que corrijan y eliminen las vetas de sadismo que puedan tener. En particular, el bullying o acoso escolar, es decir, el maltrato y agresión que sufre un niño en la escuela por parte de compañeros que disfrutan haciéndole daño. Esta clara manifestación de sadismo hay que erradicarla con toda la autoridad del maestro y con el razonamiento que les haga ver lo mucho que perjudican a la víctima y también a ellos mismos, que rebajan su condición de seres humanos. La institución escolar en la que se permite el bullying merece ser cerrada.

Que la oración de este mes nos acerque a ese Jesús torturado, pero que venció el dolor y la muerte, y ahora nos mira con amor para que también nosotros venzamos el mal de la tortura.
P. Fco. Javier Duplá sj.

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