Intención Enero 2021 Fraternidad Humana (CLICK LEER MÁS)

Intención de oración por la evangelización: La fraternidad humana.

Que el Señor nos dé la gracia de vivir en plena fraternidad con hermanos y hermanas de otras religiones, rezando unos por otros, abriéndonos a todos.

“La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar. Por la fe en Dios, que ha creado el universo, las criaturas y todos los seres humanos —iguales por su misericordia—, el creyente está llamado a expresar esta fraternidad humana, protegiendo la creación y todo el universo y ayudando a todas las personas, especialmente las más necesitadas y pobres.

Desde este valor trascendente, en distintos encuentros presididos por una atmósfera de fraternidad y amistad, hemos compartido las alegrías, las tristezas y los problemas del mundo contemporáneo, en el campo del progreso científico y técnico, de las conquistas terapéuticas, de la era digital, de los medios de comunicación de masas, de las comunicaciones; en el ámbito de la pobreza, de las guerras y de los padecimientos de muchos hermanos y hermanas de distintas partes del mundo, a causa de la carrera de armamento, de las injusticias sociales, de la corrupción, de las desigualdades, del degrado moral, del terrorismo, de la discriminación, del extremismo y de otros muchos motivos.

Nos dirigimos a los intelectuales, a los filósofos, a los hombres de religión, a los artistas, a los trabajadores de los medios de comunicación y a los hombres de cultura de cada parte del mundo, para que redescubran los valores de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, de la fraternidad humana y de la convivencia común, con vistas a confirmar la importancia de tales valores como ancla de salvación para todos y buscar difundirlos en todas partes.

Esta Declaración, partiendo de una reflexión profunda sobre nuestra realidad contemporánea, valorando sus éxitos y viviendo sus dolores, sus catástrofes y calamidades, cree firmemente que entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores mundanos y materiales en el lugar de los principios supremos y trascendentes.

Nosotros, aun reconociendo los pasos positivos que nuestra civilización moderna ha realizado en los campos de la ciencia, la tecnología, la medicina, la industria y del bienestar, en particular en los países desarrollados, subrayamos que, junto a tales progresos históricos, grandes y valiosos, se constata un deterioro de la ética, que condiciona la acción internacional, y un debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de responsabilidad. Todo eso contribuye a que se difunda una sensación general de frustración, de soledad y de desesperación, llevando a muchos a caer o en la vorágine del extremismo ateo o agnóstico, o bien en el fundamentalismo religioso, en el extremismo o en el integrismo ciego, llevando así a otras personas a ceder a formas de dependencia y de autodestrucción individual y colectiva.

DOCUMENTO SOBRE LA FRATERNIDAD HUMANA POR LA PAZ MUNDIAL Y LA CONVIVENCIA COMÚN

Francisco, 4 de febrero de 2019

COMENTARIO

Esta declaración del papa Francisco, suscrita junto con el Gran Imán de Al-Azhar en Abu Dabi en febrero de 2019, describe muy bien los éxitos y los fracasos de esta civilización en la que estamos inmersos. El enorme progreso científico y técnico, las conquistas terapéuticas, los avances vertiginosos de la era digital, de los medios de comunicación de masas, la aventura espacial, las comodidades de todo tipo. Pero los fracasos y las amenazas son también grandes: en el ámbito de la pobreza, de las guerras y de los padecimientos de muchos hermanos y hermanas de distintas partes del mundo, a causa de la carrera de armamento, de las injusticias sociales, de la corrupción, de las desigualdades, del degrado moral, del terrorismo, de la discriminación, del extremismo y de otros muchos motivos. Las próximas generaciones van a recibir un mundo amenazado de extinción por el peligro de que unos locos hagan estallar las armas nucleares, o por el agotamiento de los recursos naturales al que invita el consumismo irresponsable.

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Esta realidad nos afecta a todos, creyentes o agnósticos. Pero somos los creyentes los que podemos revertir esa tendencia mortífera. Como dicen muy bien los dos líderes religiosos firmantes del Documento, “entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores mundanos y materiales en el lugar de los principios supremos y trascendentes.” Solamente una fe grande y un amor primordial al Dios Todopoderoso, adorado en las religiones monoteístas, transformará nuestro egoísmo desmedido en un amor generoso a los demás y a la madre Tierra, que nos sostiene y alimenta. Las religiones contribuyen a que todos nos sintamos hermanos de verdad, interesados unos por otros, dispuestos a cambiar conciencias individualistas, que son ciegas ante el peligro de un futuro destructor, en seres que se ayudan, que dan voces de alerta, que presionan a los gobiernos ciegos e hipócritas para que trabajen realmente por el bien común, que es la supervivencia de la humanidad.

P. Fco. Javier Duplá sj.

Red-Mundial-Venezuela-VE

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