Boletín No.31 Octubre 2022 (CLICK LEER MÁS)

ÁLVARO LACASTA S.J.

DIRECTOR NACIONAL DE LA RED MUNDIAL DE LA

ORACIÓN DEL PAPA – VENEZUELA

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EDITORIAL

Hablar o escribir sobre la Iglesia nunca ha sido fácil, sobre todo en estos momentos de la historia. No faltan teólogos que lo hacen con objetividad y realismo. A veces es difícil amar a la Iglesia católica Romana. Y lo digo entre otras cosas, por los escándalos sexuales y financieros, que parece que no pueden superarse. El P. Thomas G. Weinandy, O.F.M., uno de los teólogos más destacados nos ofrece unas páginas brillantes para amar a la Iglesia, cuando la tendencia pudiera llevarnos al desánimo y a cierto cinismo sobre el estado actual de la Iglesia. Oportunamente, San Pablo, nos dijo hace dos mil años:<<La fuerza de Dios, resplandece en la debilidad humana>>. La verdad es que no pocos católicos dan la impresión de que no aman a la Iglesia; no a causa de sus miembros pecadores, sino porque no les gusta la Iglesia como ha sido tradicionalmente. Dice el P. Thomas, que muchos encuentran anticuadas sus doctrinas especialmente en lo que respecta al matrimonio y la sexualidad – leyes duras- despiadadas.

Al parecer, estas leyes, frenan a la libertad de hombres y mujeres, a sus derechos para elegir lo que es mejor para ellos. Añade agudamente el P. Thomas: “Si para ellos los principios morales la Iglesia, fomentan una vida infeliz y llena de culpa; es decir, así las cosas, una Iglesia no puede ser amada. Para ser amada, opinan ellos, la Iglesia debe cambiar en los niveles más profundos de su ser; y que aquellos que están despiertos en el Espíritu, están llamados a usar su poderío político y financiero para asegurar que este cambio sea efectivo.

No es fácil amar a la Iglesia hoy. Sin embargo, las palabras que Jesús Crucificado le dirigió a Francisco resuenan en nuestros oídos: <<Repara mi Iglesia, que, como ves, está en ruinas>>. Francisco y todos los Santos son nuestro ejemplo. No debemos construir una “nueva Iglesia” fundada sobre los engaños mentirosos del maligno. Debemos reconstruir la antigua pero siempre nueva Iglesia de Jesús, un templo construido con las piedras vivas de la verdadera doctrina apostólica, los misterios de la fe que fomentan la santidad de la vida. Hacer esto, es amar a la prometida de Cristo.

Esta editorial es un resumen muy apretado del artículo del P. Thomas G. Weinandy, O.F.M., cap.

Encarezco la lectura y meditación de dicho artículo. Ojalá puedan recomendarlo a los familiares y amigos.

La intención del Papa Francisco para este mes de octubre nos pide rezar por una Iglesia fiel al Evangelio y valiente en su anuncio.

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