Boletín No-34/35 – Enero/Febrero 2023 (CLICK LEER MÁS)

ÁLVARO LACASTA S.J.

DIRECTOR NACIONAL DE LA RED MUNDIAL DE LA

ORACIÓN DEL PAPA – VENEZUELA

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EDITORIAL

El testamento espiritual de Benedicto XVI, y el legado profundo de sus dichos y hechos que nos proporciona son motivo del número extraordinario de este Boletín. La intención, lógicamente, no es para leerlo de un solo golpe sino durante un largo tiempo, como suele hacerse con otros pontífices, Juan XXII, Pablo VI, etc. De esta forma, la lectura espiritual y meditación podrán ser de fecundidad personal y motivación apostólica.

Las últimas palabras que pronunció Benedicto XVI, Papa Emérito, antes de morir fueron: <<Jesús te amo>>. Como nos gustaría sellar nuestros labios, con esa plegaria, repetida frecuentemente en nuestra vida.

Testamento espiritual, el 29 de agosto de 2006, después de haber cumplido su primer año de pontificado: enumera todas las razones que tiene para agradecer, <<pide perdón por sus pecados y lanza un llamado a todos los fieles a seguir firmes en la fe>>. <<Agradezco ante todo a Dios mismo, el dispensador de cada buen don, que me ha donado la vida y me ha guiado a través de varios momentos de confusión, volviéndome a levantar cada vez que empezaba a patinar y donándome siempre de nuevo la luz de su rostro>>, escribió, y añadió: << Retrospectivamente veo y entiendo que también los momentos oscuros y fatigosos de este camino han sido para mi salvación que justamente en ellos Él me ha guiado bien>>, agregó.

Benedicto agradeció a sus padres, “que me han donado la vida en un tiempo difícil”, aludiendo a los terribles momentos a la Guerra Mundial.

“La lúcida fe de mi padre nos enseñó a nosotros los hijos a creer la profunda devoción y gran bondad de mi padre representan la herencia por la que nunca podré agradecer lo suficiente”, agregó.

“De corazón”, también agradeció a Dios por los muchos amigos y amigas, hombres y mujeres, que Dios puso a su lado. Pidió perdón, a todos los que pudo haber ofendido; lanzó un pedido a todos los que en la Iglesia fueron encomendados a mi servicio:  << ¡Sigan firmes en la fe! ¡No se dejen confundir!>>

Por último, pido humildemente: recen por mí, para que el Señor a pesar de todos mis pecados y defectos, me reciba en la morada eterna. A todos los que me han sido confiados, van mis oraciones de todo corazón, día a día.

La clave del Pontificado de Benedicto XVI fue: “Dios es amor”. El Pontífice insistió en su llamado a la conversión, a la penitencia y a la humildad proponiendo la imagen de una Iglesia libre de los privilegios materiales y políticos, para estar abierta al mundo.

La obra más importante es, sin duda, el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, un trabajo que duró seis años y vio luz en 1992. En todo su pontificado se presenta como “un humilde trabajador en la viña del Señor. Ajeno a cualquier protagonismo, dice que no tiene “ningún programa”, sino que quiere ponerse “a la escucha con toda las Iglesia, de la Palabra y de la voluntad del Señor”.

Como Papa habla continuamente de la “alegría de ser cristiano”, y dedica su primera encíclica al amor de Dios, <<Deus caritas est>>. <<No se comienza a ser cristiano –escribe- por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona>>. También encuentra tiempo para escribir un libro sobre Jesús de Nazaret, una obra única que publica en tres tomos.

Durante su último viaje a Alemania, en septiembre de 2011, invita a la Iglesia a ser menos mundana: <<los ejemplos históricos muestran que el testimonio misionero de la Iglesia desprendida del mundo resulta más claro. Liberada de fardos y privilegios materiales y políticos, la Iglesia puede dedicarse mejor y de manera verdaderamente cristiana al mundo entero, puede verdaderamente estar abierta al mundo…>>.

No deseo terminar esta Editorial sin unas palabras acerca de la Fe, porque a lo largo de su vida reflexionó y enseñó sobre la razonabilidad de la Fe, éste fue Ratzinger. No es casualidad que también hablara de ello en las líneas de su testamento espiritual, hecho público el día de su muerte: <<He visto y veo cómo la maraña de suposiciones ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la Fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todos sus defectos, es verdaderamente, su Cuerpo>>.

<<Por esta razón, está llamado a buscar a Dios dialogando con todos, haciéndose cargo de las dudas y de las heridas existenciales de las que no creen, acompañando a todos. Sin considerarse jamás como que ha “llegado”. Ratzinger, también es esto, ha sido un testigo y un maestro.

Merece mucho respeto y atención: <<El legado espiritual, intelectual y social de  Benedicto XVI es inmenso y tomará décadas Aquilatarlo>>.

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