Intención Agosto 2021: La Iglesia(CLICK LEER MÁS)

“Recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio”.

Pablo VI invitó a ampliar el llamado a la renovación, para expresar con fuerza que no se dirige sólo a los individuos aislados, sino a la Iglesia entera. Recordemos este memorable texto que no ha perdido su fuerza interpelante: «La Iglesia debe profundizar en la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le es propio. […] De esta iluminada y operante conciencia brota un espontáneo deseo de comparar la imagen ideal de la Iglesia —tal como Cristo la vio, la quiso y la amó como Esposa suya santa e inmaculada (cf. Ef 5,27)— y el rostro real que hoy la Iglesia presenta […] Brota, por lo tanto, un anhelo generoso y casi impaciente de renovación, es decir, de enmienda de los defectos que denuncia y refleja la conciencia, a modo de examen interior, frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de sí» [23].

El Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo: «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad» [24].

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Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga. Sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico, sin «fidelidad de la Iglesia a la propia vocación», cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo.

Papa Francisco

COMENTARIO PASTORAL

El Espíritu Santo es quien da la gracia y la fuerza para que la Iglesia se reforme a la luz del Evangelio y a él se las debemos pedir. La gracia es la luz, la iluminación, saber en qué nos debemos reformar como Iglesia; y la fuerza es la voluntad, la determinación de hacerlo.

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¿Y en qué se debe reformar? Como nos lo dice el papa Francisco en la Evangelii Gaudium debe profundizar en la conciencia de sí misma, porque no es una Ong u otra institución fundada por la buena voluntad humana de hacer bien a los demás. Es una institución mucho más profunda y misteriosa, nada menos que la esposa de Cristo, quien se entregó por ella para hacerla santa e inmaculada.

Sabemos que la Iglesia no ha respondido siempre a ese modelo, tal vez sólo en los primeros tiempos de persecución y martirio. Históricamente fue derivando hacia una especie de monarquía absoluta, que exigía sumisión y reconocimiento, que trataba de influir como otro poder mundano más, con territorios, ejércitos y tratados con otros poderes. Cuando perdió su territorio y se redujo a lo que hoy es el Vaticano, todavía reclamó reconocimiento y veneración de las autoridades eclesiásticas. Los papas recientes fueron abandonando títulos y capisayos, capas pluviales y tronos y demás muestras de vanidad anticuada. Ya abandonaron el “nos” cuando escriben documentos y su trato es llano y acogedor, como lo hace el actual papa. Las estructuras económicas también están siendo reformadas por el papa Francisco, porque el dinero siempre es tentador y hubo irregularidades que necesitaban corrección.

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Pero la Iglesia somos todos y los fieles creyentes la conforman tanto como los dirigentes. Por eso la intención de la oración apela a la conciencia de todos: ¿me siento Iglesia?, ¿considero a los demás como miembros de una misma familia?, ¿estoy dispuesto a colaborar en alguna de tantas iniciativas de mi parroquia o de mi diócesis?, ¿voy a educar a mis hijos en una fe alegre y práctica?, ¿hago oración todos los días, leo la Biblia, y busco comentarios religiosos por internet?

El Espíritu Santo nos dará la gracia y la fuerza para reformar esta Iglesia nuestra que tanto queremos.

P. Fco. Javier Duplá sj.

Red-Mundial-Venezuela-VE

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