Hemos iniciado la recreación del Apostolado de la Oración hace casi diez años. Son procesos espirituales largos que no dependen de nuestras fuerzas o capa- cidades sino de nuestra disponibilidad al Espíritu del Señor, pues es Él quien conduce. Esta recreación ha sido necesaria para que este tesoro espiritual de la Iglesia se pueda comunicar a más personas, especialmente a las nuevas genera- ciones, y también para que seamos más fieles a la misión que la Santa Sede nos confía desde finales del siglo XIX. Nuestra misión es orar y vivir los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia expresados en las intenciones de oración del Papa. Esto no es posible sin una profunda comunión con el Corazón de Jesús, por eso proponemos a los que quieren formar parte de esta red un iti- nerario espiritual, el “Camino del Corazón”, que conduce a nuestro corazón a estar profundamente unidos al Corazón de Jesús, en una misión de compasión por el mundo.
Este proceso de recreación no cambia el Apostolado de la Oración en algo totalmente nuevo o diferente, sino que nos ayuda a ir más en profundidad y fidelidad al Corazón de Jesús.
Muchas veces se generan malentendidos rela-cionados con miedos e inseguridades. Esto es normal y esperable, pues en estos procesos resulta dificultoso comprender la dinámica que la continuidad está asociada a la novedad. Es decir que lo nuevo viene a dar continuidad a lo que ya existe. ¿No es lo que dice Jesús cuando habla del paño nuevo en el vestido vie- jo? (Mc 2, 8-22). Como nos lo muestra el Evangelio siempre hay malentendidos cuando el Espíritu del Señor hace cosas nuevas.El actual proceso de recreación llevado adelante y conducido por el Espíritu del Señor, encuentra su fuente en la reforma que hizo en 1861 el Padre Henri Ramière. Este sacerdote jesuita tuvo que dar un nuevo dinamismo al Apostolado de la Oración, explicando a sus miembros que la devoción al Corazón de Jesús era parte del camino propuesto. Con la publicación de la primera revista del Mensajero del Corazón de Jesús, invitó a orar por las intenciones del Corazón de Jesús. A partir de 1879 estas intenciones fueron formuladas cada mes por el Papa y confiadas al Apostolado de la Oración.
A través de esta invitación, Ramière dejó ver que esta oración era apostólica y abierta al mundo y, que por medio de la oración de ofrecimiento nos unimos al Corazón de Jesús, al servicio de su misión.
La oración apostólica o misionera es una oración que nos dispone a la misión de Cristo en nuestra vida cotidiana. Por la oración de ofrecimiento nos hacemos disponibles a su misión. Esta actitud de disponibilidad interior a la misión es apertura del corazón y docilidad al Espíritu del Señor. Por eso el título del do- cumento de recreación del Apostolado de la Oración lleva por nombre: “un ca- mino con Jesús en disponibilidad apostólica”. Lo que el Padre Ramière llamaba “oración y celo” (en el sentido de cuidado, diligencia, compromiso) por el Reino de Cristo, hoy, lo llamamos “oración y acción”, pues la verdadera oración nos dispone a la acción, nos abre a los demás y al mundo.
Ramière sintetizó el Apostolado de la Oración en tres características: “[a] la oración, como medio universal de acción; [b] la asociación, como condición ne- cesaria para que sea eficaz la oración, [c] la unión con el Corazón de Jesús, como
fuente de vida para la asociación”. Lo que se llamaba «asociación » hoy lo llama- mos « red », palabra que expresa mejor la intención original.
Claramente lo explicaba Ramière, al decir que, « no es una asociación como otra, ni una obra nueva que se añadiría a las demás, sino una conexión nueva que une todas las asociaciones eclesiales en un mismo enfoque » para la misión de la Iglesia (Ver publicación “L’Apostolat de la Prière” 1861). Al expresar que el Apostolado de la Oración era la “Santa liga de corazones cristianos unidos al Corazón de Jesús” es equivalente a la expresión actual “una red de corazones unidos al Corazón de Jesús”.
Esta red de corazones es la Red Mundial de Oración del Papa, a la que el Santo Padre le encomienda rezar sus intenciones de oración, las cuales expresan desa- fíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Desafíos que resultan fruto de su mirada y discernimiento universales y que son las intenciones del Corazón de Jesús. Formar parte de esta Red de Oración nos conduce a crecer en disponibilidad a la misión de compasión de Jesús por el mundo, a entrar en la dinámica del Corazón de Jesús.
¿Cómo formar parte? Se ofrece dos modalidades de participación:una forma “abierta” y otra de “pertenencia y compromiso”, que a su vez se presenta a nivel personal o comunitario. Estas modalidades son una reinterpretación actuali- zada de los tres grados de participación de los Estatutos de 1896, que estaban presentes en varios países.
La modalidad de participación abierta, accesible a todo bautizado, consiste en orar por las intenciones de oración del Papa, en particular el primer viernes de cada mes, “Jornada mensual de oración por sus intenciones”.
La modalidad de pertenencia y compromiso es un compromiso más activo a nivel personal o comunitario. A nivel personal asume como parte de la vida cotidiana tres momentos de oración al Señor en la vida cotidiana.
Estas propuestas de oración están presentes en nuestra plataforma de oración
• “Con Jesús por la mañana” propone una oración de ofrecimiento
• “Con Jesús durante el día” es una oración que nos permite calibrar el corazón y relanzar lo que resta de la jornada.
• “Con Jesús en la noche” es una relectura para reconocer nuestra disponibilidad a la misión que el Señor nos ha dado.
Como dicen los estatutos: “esta oración y disponibilidad apostólica está siempre unida a María, la Reina de los Apóstoles” (2.1).
Para quienes experimenten un llamado a vivir más estrechamente unidos al Corazón de Jesús y deseen formalizar su entrega personal, compromiso y servicio en este sentido, se les propone la consagración o “alianza con Jesucristo”.
Esto hace de ellos “apóstoles de la oración”, asumiendo el compromiso de estar disponibles para el servicio en sus comunidades, parroquias, escuelas, etc., como integrantes de la Red Mundial de Oración del Papa (incluyendo el Movimiento Eucarístico Juvenil).
A nivel comunitario una parroquia o comunidad cristiana puede desear manifestar su compromiso con este servicio eclesial, hoy obra pontificia, al reunirse específicamente para rezar por las intenciones del Papa y, en par- ticular, al asumir los primeros viernes de mes como día destinado a este fin. Nuestro compromiso comunitario más numeroso y esencial son los grupos del Apostolado de la Oración, nacidos de nuestra tradición espiritual y presentes en las parroquias. Estos grupos forman la Red Mundial de Oración del Papa, son en muchos países la parte visible del iceberg que formamos. Sin estos grupos, que mantienen fielmente la llama del tesoro espiritual que el Señor nos ha confiado, nunca hubiéramos podido iniciar la recreación de este servicio eclesial. En mu- chos países tienen una estructura diocesana y en algunos casos cuentan con su instructivo o reglamento interno. Ellos están invitados a integrarse, a su ritmo, en el proceso de “recreación” para profundizar su fuente espiritual y volver a encontrar la dinámica del Corazón de Jesús de los inicios.
Este proceso de recreación de los grupos del Apostolado de la Oración requiere tiempo pues se tiene que respetar el ritmo de cada uno. Las personas que des- cubren la Red Mundial de Oración del Papa pueden constituir comunidades que asumen ya completamente la “refundación”. El Camino del corazón es el itinerario espiritual que encarna esta refundación.
Estas comunidades no solamente oran y asumen una actitud interior de dis- ponibilidad para colaborar con la misión de la Iglesia, sino que se movilizan concretamente, buscando la manera de ponerse al servicio de los desafíos de la humanidad y de las necesidades de la Iglesia. Las personas que integran estas co- munidades se comprometen, personal y grupalmente, a vivir según la dinámica del Corazón de Jesús. Asimismo, dicen los estatutos (2.2) apoyarán a nuestra rama juvenil el Movimiento Eucarístico Juvenil allí donde exista, o la pastoral juvenil (parroquia o colegio, etc.).
Todo proceso de recreación puede crear malentendidos, tensiones y miedos. Lo importante es poner nuestra confianza en el Señor, pues es Él quien nos condu- ce. La Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración) es esencial para la misión de la Iglesia, pues no hay misión, dócil al Espíritu del Señor, sin oración. Hoy como ayer el Señor le da su fuego, el de su Corazón.
Frederic Fornos SJ / Director Internacional
Visitas: 162