EDITORIAL
La profunda brecha entre ricos y pobres y los estrechos vínculos entre empresas y medios de comunicación, suponen un fuerte riesgo para la esencia de la paz, de la libertad y la democracia, de la unión social.
Según un estudio de Oxfam “cuando la riqueza se apropia de la elaboración de las prácticas gubernamentales secuestrándolas, las leyes tienden a favorecer los ricos, incluso a costa de todos los demás”.
Más que curioso, el informe del Desarrollo Humano, de las Naciones Unidas, dice que “el incremento de la desigualdad está desestabilizando democracias en el mundo entero”.

Experto en la Promoción de la Justicia, Jorge Cela, S.J., que ha trabajado arduamente sobre los retos de la democracia, ofrece en este boletín una excelente aportación.
Experto en el conocimiento de los asuntos relacionados con las gobernanzas, la participación y la democracia. En este estado de cosas, el artículo: ¿Es aún posible la Esperanza? No sólo destaca los obstáculos y retos a los que se enfrenta, sino que también sugiere formas de remediar la crisis actual. Me siento muy honrado de incluir en este boletín su preciosa y valiosa aportación. ¡Que Dios lo tenga en la Gloria!

El Papa Francisco acaba de enfatizar la principal misión de la Iglesia: la evangelización. En la Intención de este mes de octubre, invita a los cristianos a la urgente necesidad de evangelizar con un testimonio de vida que tenga sabor de evangelio. ¡Quien ama se pone en movimiento! Sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida.
Así mismo, con su acostumbrada y oportuna intervención, Boff, subraya en estos días: “Lo que hoy destruye nuestra alegría de vivir es el miedo”. Miedo a qué… a quién… Miedo en estos tiempos sombríos bajo la acción peligrosa de la Covid-19 ¡un manto de temor y de angustia se extiende sobre nuestras vidas.
Nos sentimos un tanto cansados y escépticos por las amenazas de contaminarnos, y todavía más por no poder entrever cuando va a acabar todo esto… ¿Qué vendrá después? ¡Vivir es peligroso! Estamos siempre buscando construir un paraíso posible.

Un grupo de laicos en Venezuela por medio de Juan Salvador Pérez nos dice con entusiasmo y optimismo: “De nosotros depende marcar un camino de esperanza”. ¡Buena necesidad tenemos! Hay un sustrato existencial, porque si algo nos distingue como venezolanos es la gran responsabilidad con el prójimo. No hay un lugar en el mundo donde nos hagamos sentir con el mismo heroísmo que nos ha distinguido y que parte de la familia, cuna de valores cristianos. “De nosotros los laicos, depende marcar el camino de la Esperanza”.
No esperen un año más. Para todos las hermosas palabras del Papa Francisco: “Uds., son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía”. En este sentido sean “poetas sociales”, que trabajan, proponen, promueven y liberan a su modo. Con ustedes será posible un desarrollo humano integral, que implica superar “esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres, y mucho menos inserta en un proyecto que unifique a los pueblos”.

Aunque molesten, aunque algunos “pensadores” no sepan cómo clasificarlos, hay que tener la valentía de reconocer que sin ellos “la democracia se atrofia, se convierte en una formalidad, pierde representatividad, se va desenmascarando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la continuación de su destino”.
Álvaro Lacasta s.j.
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